Pablo Ruíz Galindo Covarrubias
09/06/2014 - 12:00 am
Bullying: Moda Pero No Novedad
Una historia poco alejada de la realidad, como las que no son pocas y pasan diario: “Son las 10:30 de la mañana y suena la campana para salir al recreo. Todos salen felices después de la clase de matemáticas que se les hizo eterna. Niños y niñas se van al patio a jugar, sin maestros, […]
Una historia poco alejada de la realidad, como las que no son pocas y pasan diario:
“Son las 10:30 de la mañana y suena la campana para salir al recreo. Todos salen felices después de la clase de matemáticas que se les hizo eterna. Niños y niñas se van al patio a jugar, sin maestros, sin autoridad que los vigile. Por 30 minutos tienen el patio libre. Los treinta minutos más rápidos del día, para todos menos para Pedro. Para Pedro el recreo de 30 minutos resulta más largo que la clase de una hora. Pedro disfruta de la compañía de la maestra y del cobijo de un salón de clases. El recreo se vuelve el infierno en la escuela.
Pedro apenas y sale del salón cuando la bola de gandallas ya le robó su sándwich y sus papas, probablemente después de haberle soltado unos golpes. Es la rutina de los primeros 5 minutos de los 30 más largos de su día. Los maestros no se dan cuenta, y Pedro prefiere quedarse callado por miedo a que las cosas se pongan peor. No tiene con quien estar, aunque tampoco lo dejan solo. La diversión del grupo de potenciales delincuentes durante los siguientes 25 minutos consiste en atacarlo, tanto física como verbalmente. Empujones, gritos, groserías, burlas y amenazas es parte de lo que Pedro tiene que recibir durante todo ese tiempo. No entiende en qué momento se ganó ese papel, pero desde el día en que todo empezó, la escuela se ha vuelto una pesadilla para él. Regresar a clases es un alivio. Por lo menos ahí hay una autoridad y los gandallas regresan al papel de aparentar un buen comportamiento.
A la salida, Pedro corre sin mirar para atrás para asegurarse que se va sin volver a vivir los abusos. Al menos no hasta el día siguiente. Llega a su casa con los ánimos destrozados, con coraje por dentro. No quiere regresar. Está seguro de que no se merece ese trato, y está en lo correcto. No le cuenta a su mamá por pena, además de que teme que los niños de la escuela se enteren y puedan hacerle más daño. Los golpes no necesitan dejar marca física o un dolor físico para que Pedro los sufra y los resienta. Pedro no quiere regresar, sin embargo no tiene otra opción, y así será por los próximos 4 años.”
Como Pedro existen muchos niños en el país y en el mundo. Lo único nuevo del bullying, traducido, en un mal intento por cubrir todo lo que realmente representa, como “acoso escolar”, “intimidación” u “hostigamiento, es que ya tiene un nombre y se ha vuelto un tema público. Por lo demás, es algo que siempre ha existido, en todas las escuelas y en todos los ambientes de niños y adolescentes principalmente. En hombres quizás exista más violencia física, en mujeres más violencia psicológica, pero en realidad no distingue géneros.
El bullying debe ser visto como todo acto de maltrato, representado de cualquier forma, que existe contra niños y adolescentes, y hasta en edad adulta, en la escuela o fuera de ella. Es más fácil crear conciencia en edad adolescente o adulta, pues resulta difícil pensar que van a dejar de existir actos de este tipo entre los niños y las niñas. Han existido toda la vida. Es parte de lo que hacen los niños. Pero no por eso nos podemos sentar a ver sin hacer nada. Estos actos generan frustración, odio, enojo, fomentan más violencia y ponen en riesgo el desarrollo tanto de la víctima como del que agrede. No es únicamente tarea del gobierno, de las escuelas o de los padres de familia, porque existen más Pedros que nunca van a decir nada. Es tarea del gobierno hacer campañas, es tarea de las escuelas no dejar solos a los niños y vigilarlos en todo momento, es tarea de los padres de familia estar cerca de sus hijos e interesarse por sus cosas para lograr su confianza, y es tarea de todos los demás poner el ejemplo en la sociedad y no permitir que pasen este tipo de actos frente a nosotros. Es una tarea de todos por todos.
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