En este Día Mundial de los Océanos nos sumergimos en las profundidades del mar. Estos mares profundos, el último espacio inexplorado de la Tierra, suscitan un interés creciente y plantean problemas geopolíticos, económicos y medioambientales.
Por Jeanne Richard
Francia, 8 de junio (Radio Francia Internacional).- El mar profundo es el fondo oceánico. A menos de 200 metros ya prácticamente no hay luz. A partir de los mil metros de profundidad, estamos en un mundo de oscuridad absoluta, de frío, entre cero y cuatro grados centígrados. La presión es entre cien y mil veces mayor que en la superficie.
Los relieves son muy variados: vastas llanuras, montañas, volcanes, cañones y fosas vertiginosas -menos 11 mil metros para la Fosa de las Marianas-, a veces con rezumaderos fríos o chimeneas que escupen penachos de sulfuros extremadamente calientes (los «fumadores negros»), especies de lagos de salmuera donde la concentración de sal es muy alta y cúmulos metálicos.
«Las limitaciones son tales que cada vez que el hombre se aventura allí, es una hazaña tecnológica y humana», escriben los investigadores del Ifremer,(un instituto oceanográfico situado en Brest). Pero a pesar de estas condiciones extremas, la vida, aunque muy poco común, ha conseguido desarrollarse allí”, como explica Éric Lesavre, vicepresidente de la empresa Advention, que acaba de publicar un estudio sobre las profundidades marinas para la Fundación del Mar.
A veces luminiscente, a veces translúcido, a veces de aspecto monstruoso, «todavía hay algunos peces grandes y grandes mamíferos por debajo de los -1000 metros (¿has oído hablar del pez globo?), y cada 10 km más o menos, hay un cadáver de ballena o un tiburón muy grande o un pez muy grande que cae casi intacto al fondo y esto da a mucha vida la oportunidad de florecer. Muchos organismos que descomponen el cadáver”.
INTERESES FARMACÉUTICOS E INDUSTRIALES
Cerca de los “fumadores negros”, en particular, «también hemos podido caracterizar una serie de formas de vida muy diferentes de las que encontramos en la Tierra. No se trata de una vida basada en la fotosíntesis, sino en la quimiosíntesis, por ejemplo. Son cosas muy diferentes y muy variadas, de las que probablemente sólo conocemos menos del 1 por ciento», continúa Éric Lesavre.
Para Sabine Roux de Bézieux, presidenta de la Fundación del Mar, el abismo, sus misterios y maravillas son «la gran frontera de lo desconocido en el siglo XXI». Por el momento, es «el salvaje oeste», dice. «Al mismo tiempo, es una zona desconocida que hace soñar a la gente, que despierta todo tipo de fantasías, un Eldorado increíblemente rico. Al mismo tiempo, es una zona sin fe ni leyes, en la que la ley irá ocupando su lugar», mientras que el progreso tecnológico debería permitir abrir la puerta a este mundo submarino.
Lo que está en juego es inmenso. «Hay potenciales muy importantes en términos de salud», afirma Vincent Bouvier, antiguo secretario general del Mar, organización dependiente del Gobierno francés. Los científicos esperan encontrar los medicamentos del mañana: antibióticos, anticancerígenos, analgésicos, etc. Además, «el 90 por ciento de las patentes presentadas hoy en día sobre recursos genéticos marinos proceden de fuentes hidrotermales», señala el informe de la Fundación del Mar, y «el 52 por ciento están en manos de la empresa alemana BASF».
PRESIÓN INTERNACIONAL
Estos mares profundos también son estratégicos desde el punto de vista militar. «Por ejemplo, está la protección de los cables submarinos», continúa Vincent Bouvier. La gran mayoría de nuestros intercambios no pasan por los satélites, sino por estos cables. Un imperativo que requerirá la adaptación y evolución de las armadas nacionales, según él.
Y luego está quizá el aspecto más codiciado de las profundidades marinas, su riqueza en metales y tierras raras. En los cúmulos de sulfuros, los nódulos polimetálicos o las costras de cobalto, hay inmensas reservas de metales y tierras raras. Estos minerales «estratégicos» son esenciales para la transición ecológica y digital que ha emprendido el planeta. Se utilizan en la fabricación de baterías para coches eléctricos, turbinas eólicas, drones y paneles solares», dice el estudio. La demanda se dispara y Europa, en particular, quiere independizarse de China, que le suministra casi todas las tierras raras que consume.
El exsecretario general del Ministerio del Mar francés, Vincent Bouvier, explica que hoy en día los recursos minerales de los fondos marinos «son objeto de una gran competencia internacional y de diferencias de concepción entre los Estados. Algunos grandes países se preocupan sobre todo por la explotación económica y otros, más prudentes, hacen hincapié en la protección y el conocimiento del medio ambiente».
ENTORNO FRÁGIL Y COMPLEJO
En el Congreso Mundial de la Naturaleza del año pasado, más del 60 por ciento de los estados y organismos estatales votaron a favor de una moratoria de la explotación minera de los fondos marinos. Francia se abstuvo. Ahora, los puntos de vista son cada vez más pronunciados, señala la Fundación del Mar.
Según los científicos, la explotación de estos recursos minerales afectaría de forma irreversible a este frágil y complejo entorno que ha tardado tanto en desarrollarse. La contaminación generada por el ruido y las nubes de sedimentos repercutiría en la vida de las profundidades, y quizás incluso en las especies de aguas menos profundas que conocemos y de las que nos alimentamos. Otra posible consecuencia es la liberación del CO2 almacenado en el fondo del océano.
En sus respectivas zonas económicas exclusivas (ZEE), los Estados son libres de organizar su exploración o explotación. En cambio, en alta mar, es decir, más allá de las 200 millas náuticas de la costa, en aguas internacionales, corresponde a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos decidir. Los fondos marinos han sido declarados «patrimonio común de la humanidad» por la ONU en un intento de protegerlos de la codicia. Para Sabine Roux de Bézieux, presidenta de la Fundación del Mar, es importante explorar y comprender antes de explotar.
«La urgencia es proteger estas zonas antes de que sufran daños. Conocemos el estado de los arrecifes de coral y los manglares en la actualidad, y no debemos dejar que ocurra lo mismo con las profundidades marinas», dijo. «Animamos a Francia y a Europa a que trabajen para proponer una moratoria en la explotación de los fondos marinos, porque no sabemos cómo extraer la tierra y los metales raros que hay allí sin causar daños irreversibles”.
La carrera está en marcha, dice. Unos 30 países tienen ya programas de exploración bajo el control de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos y se han presentado las primeras solicitudes de explotación.