“Muchas veces niegas tu identidad o vives todo el tiempo violentado”, dice líder juvenil indígena

07/10/2016 - 4:55 pm

Dalí Ángel considera que el desafío de fondo es la “preservación de la identidad y la cultura indígenas en este mundo globalizado y capitalista”.

Dalí Ángel, coordinadora de la Red de jóvenes indígenas de Centroamérica y México. Foto: EFE/Teresa Lamas Menéndez.
Dalí Ángel, coordinadora de la Red de jóvenes indígenas de Centroamérica y México. Foto: EFE/Teresa Lamas Menéndez.

Por Belén Delgado

Roma, 7 de octubre (EFE).- Negar la propia identidad o vivir sufriendo la violencia son las dos alternativas que se les presentan a muchos jóvenes indígenas en un mundo que no los comprende y que puede empujarlos hacia el suicidio, apunta la mexicana Dalí Ángel.

A sus 28 años, la coordinadora de la Red de jóvenes indígenas de Centroamérica y México considera que el desafío de fondo es la “preservación de la identidad y la cultura indígenas en este mundo globalizado y capitalista”.

En una entrevista a Efe tras participar en Roma en una reunión con agencias de la ONU, Ángel explica lo difícil que es mantener la cultura indígena propia y desenvolverse al mismo tiempo en la sociedad actual.

“Una de las razones por las que se ha generado la baja autoestima en las nuevas generaciones indígenas, o esta violencia que existe hacia ellas, tiene que ver con esta falta de entendimiento hacia lo que es ser indígena en este mundo”, sostiene.

En numerosos casos, añade, los jóvenes van interiorizando el racismo, la discriminación y la marginación de los que son víctimas en su vida diaria.

“Y ante esta situación muchas veces o niegas tu identidad o vives todo el tiempo violentado. Esto te lleva a negar tus raíces o hasta el suicidio”, afirma la dirigente juvenil, procedente del estado de Oaxaca.

Sobre este delicado y complejo fenómeno, la juventud indígena ya ha manifestado su preocupación por los suicidios vinculados a los desplazamientos de sus tierras y la emigración forzosa a las ciudades que les impide vivir como sus ancestros.

El año pasado el Foro permanente para las cuestiones indígenas de Naciones Unidas se hizo eco del problema y alertó sobre las mayores tasas de suicidio entre los jóvenes indígenas en comparación con las de la población en general en todas las regiones.

Según un estudio de la ONU, el suicidio representa a nivel mundial una de las primeras causas de muerte y entre los jóvenes aparece como la segunda para ese grupo, sobre todo entre los 15 y 24 años de edad.

En Brasil, los jóvenes guaraníes tienen tasas de suicidio 19 veces por encima de las nacionales, según recogía ese informe, que analizaba también los casos de los “awajún” de Perú y “embera” de Colombia.

Los aborígenes australianos, los maoríes neozelandeses o los indígenas canadienses son otros de los pueblos que han acaparado la atención pública por este grave problema.

Ángel, integrante del Caucus global de jóvenes indígenas que los representa en Naciones Unidas, pide que “no se homogeneice la situación, que se vea la problemática a nivel mundial, pero que se reconozcan las particularidades y características de los jóvenes en cada comunidad”.

“No solo se debe abordar el tema del suicidio y la autolesión como un tema de salud mental, sino también incorporar todas sus dimensiones. Saber la razón por la que los jóvenes se han suicidado o autolesionado. Es una cuestión que traspasa lo biológico y aborda lo espiritual, lo territorial y los derechos colectivos”, asegura.

Según las distintas corrientes, subyacen factores como los traumas derivados de colonización, la pérdida de vínculos culturales, lazos familiares y lenguas, el debilitamiento del sistema de creencias, los problemas psicológicos y hasta el abuso y dependencia de las drogas.

La mexicana aboga por empezar a superar parte de esas dificultades consultando los jóvenes aquellos programas dirigidos a responder a sus necesidades reales.

Sin olvidar -dice- que sus problemas no son individuales, sino que se corresponden con los del conjunto de los pueblos indígenas.

“No puedes decirle a un joven que siembre si no tiene tierra donde sembrar”, según Ángel, que comparte el sufrimiento por los desplazamientos forzados ante la entrada en territorios indígenas de industrias extractivas y agroalimentarias.

Ante la falta de oportunidades, las nuevas generaciones están emigrando a los núcleos urbanos, donde también padecen violaciones de los derechos laborales. Una situación que sería distinta, en opinión de la activista, si se garantizase su derecho a la tierra.

“Tienen que destinarse recursos específicos a los jóvenes, revitalizar e incorporar todos los conocimientos tradicionales con un enfoque más integral”, concluye.

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