¡A volar!

06/09/2014 - 12:02 am

Mientras esperaba una refacción en una agencia de autos, leí un letrero cuyo fin es motivar a los trabajadores. Decía algo como… “Las personas inteligentes buscan aprender; el resto quiere enseñar”. Me atrajo la primera opción, así que decidí aprender algo a partir de los momentos que vivimos en el país.

El espectáculo dentro del que se nos anunció el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México me pareció buen tema para analizarlo. Hice memoria:

Lo evidente fue su intención de darle más altura al mensaje presidencial post-informe. El proyecto no guarda relación con el reporte del estado que guardan la nación ni la administración pública –que sería sobre lo ya sucedido–, sino con que sucederá: la construcción de una nueva terminal aérea metropolitana. El otro anuncio, también a futuro y materia de otro texto, fue que el programa Oportunidades cambiará a Prosperidad. Pero volvamos al gran espectáculo.

Ante la resonancia generada por todos los medios, unos aplaudiendo y otros cuestionando, se asomaron tímidos algunos detalles. Pero queda claro que la noticia opacó la discusión sobre las reformas constitucionales. Sería muy difícil saber si eso fue intencional o casual, pero fue. ¿Cómo?

Por una parte, el beneficio que las nuevas instalaciones prometerían a la metrópolis y la nación se debían enfrentar a la resistencia de los aguerridos habitantes de Atenco, que hace dos sexenios supieron defender su tierra, y de los ecologistas. Nada fácil. Hacían falta argumentos contundentes y soluciones sólidas que vencieran la resistencia. ¿Pero cuáles alcanzarían para sacar a los locales de su tierra y para urbanizar un lago que regula las inundaciones del valle de México? ¿Cuál argumento podría contra protestas fundamentadas en derecho? Respuesta: el manejo de la opinión pública.

Aleccionados como estamos en política a ver la forma, no el fondo, el gran espectáculo fue la solución: hacer que quienes integramos la gran masa nos enamoráramos del diseño mostrado en toda su luz mediante una impecable maqueta virtual, nos sorpendiéramos con el hecho de que no tendrá paredes verticales ni columnas convencionales, estará a la altura de los aeropuertos de Hong Kong y Beijing, una forma orgánica, áreas abiertas techadas con material transparente, que moverá a 120 millones de pasajeros por año, costará más de 9 mil millones de dólares, información toda que es exagerada por la poca familiaridad que la gente a nivel banqueta tiene con estos temas.

Fernando Romero, afamado arquitecto y yerno de Carlos Slim, fue elegido como aval local de las glorias de la obra. Su socio extranjero es uno de los arquitectos más reconocidos del mundo: el inglés Norman Foster. El trío de empresas que harán realidad este sueño son Enrique Romero Enterprise, Foster + Partners y la holandesa Netherlands Airport Consultants. Puros “picudos”, sintetizaría el subconsciente colectivo.

La comunicación presidencial sólo apuntó al pasado al transmitir, implícita y claramente, que la decisión anunciada por Enrique Peña Nieto no es un plan por evaluar, sino un proyecto ya en marcha.

En síntesis: a) no nos están preguntando sino avisando, para que hagamos con esto lo que hacemos con todo: apechugar; b) la obra atrapa la atención y genera la ilusión en la gran masa, así que si la gente de San Salvador Atenco protesta, tendrá como oponente a la toda opinión pública nacional, no sólo a su clase dominante. c) se nos advierte que el costo de la obra seguramente subirá, como suele pasar, pero lo mismo da: viviendo a nivel banqueta no se pueden conceptualizar las cantidades que se manejan; c) para el 2020, cuando los terrenos del actual aeropuerto se vendan como terreno comercial, la discusión ya no tendrá interés para la gran masa.

Opino que se trata de una estrategia de manipulación de la opinión pública a través de la comunicación política, suficiente para mandar a volar a los lugareños, al medio ambiente, la transparencia y a la rendición de cuentas. A lo que nos importa, pues. Entender esas mecánicas es más importante que pasar, de voz en voz, las cifras y los nombres de esta trama envueltos en un velo de fábula. Con base en lo ha visto y sabido, ¿le parece a usted que todo responde a un meticuloso plan? Buscar una respuesta personal nos hace aprender.

en Sinembargo al Aire

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