Un estudio demuestra posible conexión entre la COVID grave y el grupo sanguíneo

04/03/2022 - 12:47 pm

La investigación analizó más de 3 mil proteínas para identificar cuáles se relacionaban con la COVID grave. Los expertos hallaron una que se relaciona con el grupo sanguíneo.

Madrid, 4 de marzo (Europa Press).- Un nuevo estudio ha analizado más de 3 mil proteínas para identificar cuáles están vinculadas causalmente al desarrollo de la COVID-19 grave. Se trata del primer estudio que evalúa un número tan elevado de proteínas para determinar su relación con la COVID-19. Estos resultados, publicados en la revista PLOS Genetics, proporcionan información sobre posibles nuevos objetivos para tratar y prevenir la COVID-19 grave.

El estudio, financiado en parte por el Centro de Investigación Biomédica Maudsley del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria (NIHR), en Reino Unido, utilizó una herramienta genética para analizar más de 3 mil proteínas. Los investigadores identificaron seis que podrían subyacer a un mayor riesgo de COVID-19 grave y ocho que, por el contrario, podrían contribuir a la protección contra la COVID-19 grave.

Una de las proteínas (ABO) que se identificó por tener una conexión causal con el riesgo de desarrollar COVID-19 grave determina los grupos sanguíneos, lo que sugiere que los grupos sanguíneos desempeñan un papel decisivo para que las personas desarrollen formas graves de la enfermedad.

El doctor Alish Palmos, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) del King’s College de Londres y uno de los autores del estudio, explica que utilizaron «un enfoque puramente genético para investigar un gran número de proteínas sanguíneas y hemos establecido que un puñado de ellas tiene vínculos causales con el desarrollo de la COVID-19 grave. Centrarnos en este grupo de proteínas es un primer paso fundamental para descubrir objetivos potencialmente valiosos para el desarrollo de nuevos tratamientos», destaca.

La evaluación de la relación entre las proteínas sanguíneas y la enfermedad puede ayudar a comprender los mecanismos subyacentes y a identificar posibles nuevas dianas para el desarrollo o la reconversión de fármacos. Los niveles de proteínas pueden medirse directamente a partir de muestras de sangre, pero llevar a cabo este tipo de investigación para un gran número de proteínas es costoso y no permite establecer una dirección causal.

Aquí es donde la genética puede desempeñar un papel. La aleatorización mendeliana, un método para comparar las relaciones causales entre los factores de riesgo y los resultados de salud, utilizando grandes conjuntos de datos genéticos, puede evaluar la relación entre las variantes genéticas relacionadas con una exposición (en este caso, niveles elevados de proteínas sanguíneas individuales) y las variantes genéticas relacionadas con el resultado de la enfermedad (en este caso, COVID-19 grave).

El doctor Vincent Millischer, coautor del estudio y profesor de la Universidad Médica de Viena (Austria), explica que «la causalidad entre la exposición y la enfermedad puede ser un factor determinante en el desarrollo de la enfermedad.

«La causalidad entre la exposición y la enfermedad puede establecerse porque las variantes genéticas heredadas de padres a hijos se asignan aleatoriamente en la concepción, de forma similar a como un ensayo controlado aleatorio asigna a las personas a grupos –subraya–. En nuestro estudio, los grupos se definen por su propensión genética a diferentes niveles de proteínas en sangre, lo que permite evaluar la dirección causal entre los niveles elevados de proteínas en sangre y la gravedad de la COVID-19, al tiempo que se evita la influencia de los efectos ambientales».

El estudio consideró dos niveles incrementales de gravedad de la COVID-19: hospitalización y asistencia respiratoria o muerte. Utilizando datos de varios estudios de asociación de todo el genoma, los investigadores hallaron seis proteínas vinculadas causalmente a un mayor riesgo de hospitalización o asistencia respiratoria o muerte por COVID-19 y ocho vinculadas causalmente a la protección contra la hospitalización o la asistencia respiratoria o la muerte.

El análisis mostró cierta distinción entre los tipos de proteínas vinculadas a la hospitalización y las vinculadas a la asistencia respiratoria/muerte, lo que indica que pueden estar actuando diferentes mecanismos en estas dos etapas de la enfermedad.

El estudio identificó que una enzima (ABO) que determina el grupo sanguíneo estaba asociada causalmente tanto a un mayor riesgo de hospitalización como a la necesidad de asistencia respiratoria. Esto respalda los hallazgos anteriores sobre la asociación del grupo sanguíneo con una mayor probabilidad de muerte.

Junto con investigaciones anteriores que muestran que la proporción del grupo A es mayor en los individuos positivos a COVID-19, esto sugiere que el grupo sanguíneo A es candidato a estudios de seguimiento.

El coautor, doctor Christopher Hübel, del IoPPN, del King’s College de Londres, añade que «la enzima ayuda a determinar el grupo sanguíneo de un individuo y nuestro estudio lo ha relacionado tanto con el riesgo de hospitalización como con la necesidad de asistencia respiratoria o la muerte».

«Nuestro estudio no vincula el grupo sanguíneo preciso con el riesgo de COVID-19 grave –precisa–, pero dado que en investigaciones anteriores se ha observado que la proporción de personas del grupo A es mayor en los individuos con COVID-19 positivo, esto sugiere que el grupo sanguíneo A es el candidato más probable para los estudios de seguimiento».

Los investigadores también identificaron tres moléculas de adhesión que están relacionadas con un menor riesgo de hospitalización y de necesidad de asistencia respiratoria. Como estas moléculas de adhesión median en la interacción entre las células inmunitarias y los vasos sanguíneos, esto concuerda con investigaciones anteriores que sugieren que la fase tardía de la COVID-19 es también una enfermedad que afecta al revestimiento de los vasos sanguíneos.

Al identificar este conjunto de proteínas, la investigación ha puesto de relieve una serie de posibles objetivos para los fármacos que podrían utilizarse para ayudar a tratar la COVID-19 grave. Estos fármacos requerirán una mayor investigación clínica, que puede llevarse a cabo como parte del estudio más amplio COVID-Clinical Neuroscience Study (COVID-CNS), que está investigando las causas que subyacen a diferentes aspectos de la COVID-19.

Gerome Breen, catedrático de genética del IoPPN y coautor del artículo, destaca que con este estudio han proporcionado «una lista corta para la siguiente etapa de investigación. De entre miles de proteínas sanguíneas, hemos reducido la lista a unas 14 que tienen algún tipo de relación causal con el riesgo de padecer COVID-19 grave y que constituyen una vía potencialmente importante para seguir investigando y comprender mejor los mecanismos que subyacen a la COVID-19, con el objetivo último de desarrollar nuevos tratamientos, pero también terapias preventivas».

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