El guitarrista, compositor y cantante argentino, regresa a México con su proyecto en solitario, luego de triunfar en España con el reciente disco La Huesuda. Este viernes 3 de junio ofrece un concierto junto al cantautor español Coque Malla, en el Lunario del Auditorio Nacional.
Ciudad de México, 2 de junio (SinEmbargo).-“Fuiste uno de los primeros en internacionalizar el tequila y ahora regresas cuando está de moda el mezcal”, le decimos medio en broma medio en serio al guitarrista argentino Ariel Rot.
El músico, de 56 años, también responde con ironía y encanto: “Qué se le va a hacer, siempre llego tarde”, dice con falsa pesadumbre y mucho humor.
Nacido en 1960 como Ariel Rotenberg, es hijo de la cantante Dina Rot, cantante que aunque ahora está retirada hizo joyas discográficas como Una manu tumó l´otra, donde cantó poemas en idioma sefardí y libros como Vivir la voz, destinado a descubrir secretos de la expresión vocal.
También es hermano de la famosa actriz Cecilia Rot, conocida entre otros muchos filmes por Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar y Los amantes pasajeros, también del director manchego.
Ex cuñado de Fito Páez y mediador entre Los Rodríguez cuando el grupo iba desintegrándose de poco a mucho y arreciaban las peleas entre el baterista Germán Vilella y Andrés Calamaro, Ariel Rot supo liderar su propio y exitoso grupo, Tequila, con el que llegó a venir a México en los ’80.
Discos como el reciente La Huesuda, donde accede a un formato intimista por el que la crítica española llegó a compararlo con Tom Waits, expresan la realidad de un artista vivo y en constante evolución que ya se encuentra en plena realización de su nuevo material en solitario.
Radicado desde hace muchísimos años en España. Rot es un guitarrista virtuoso, un rockero de carretera que acompaña a artistas como el legendario Loquillo, sin dejar de cuidar sus proyectos en solitario, que dieron obras como Hablando solo, Cenizas en el aire, Lo siento Frank y Ahora piden tu cabeza, entre otros.
Canciones como “Para escribir otro final” (primer sencillo), “Puro frenesí”, “Emociones escondidas”, “Mil palabras sucias al oído”, “Debajo del puente”, “En los últimos 100 metros” y “Se va”, son el testimonio de un artista maduro que aún tiene mucho para dar, aunque como dice en uno de sus temas “el tiempo ya no juega a mi favor”.
En sus espaldas lleva la carga de un mito grande del rock hispano: no es poca cosa haber sido “socio fundador” de Los Rodríguez, la exitosa banda española liderada por el hoy figurón del rock en nuestro idioma Andrés Calamaro.
Tequila, su proyecto grupal más personal, también marcó huella indeleble en la música en español, todos capitales pretéritos e interesantes, pero que no le quitan el sueño a Ariel Rot, un artista que conjuga su labor en tiempo presente.
La Huesuda es un álbum de 2013 que marcó un punto de inflexión en su carrera y que permitió que esta semana Warner Music México lanzara Lo Mejor de Ariel Rot, un recopilatorio que recoge quince temas seleccionados de su discografía en solitario y que da soporte al concierto que este viernes ofrecerá junto a su colega, el cantautor español Coque Malla.
El disco abre con la efervescente y contagiosa “Baile de Ilusiones”, cierra con la reflexiva “Para Escribir otro Final” y se completa con “Colgado de la Luna”, “Dos de Corazones”, “Hoja de Ruta”, “Geishas en Madrid”, “Milonga del Marinero y el Capitán”, “Mucho Mejor (hits de Los Rodríguez), “Vicios Caros” y “Debajo del Puente” (en la nueva versión grabada en 2013); “Felicidad” (con Fito Páez), “Me Estás Atrapando otra Vez” (con M Clan), “Adiós, Carnaval” (con Enrique Bunbury) y “Cenizas en el Aire” (con Andrés Calamaro).
LA ENTREVISTA A ARIEL ROT
–¿Qué es lo mejor de Ariel Rot?
–Soy buen cocinero, buen padre, buen enfermero. La guitarra no se me da mal e intento componer de vez en cuando una buena canción.
–Odiábamos los compilados, ahora ayudan mucho con la difusión como este Lo mejor de Ariel Rot
–Recuerdo en mi juventud vivir de compilados que hacían las discográficas argentinas, porque no llegaban a nuestro país los discos originales. Ahora grabo un disco nuevo y este compilado se hizo para recuperar el tiempo perdido tanto en México como en Colombia y la gente pueda conocer un poco de mi obra, es una selección hecha con un criterio personal.
–La Huesuda fue un éxito…
–Sí, pero más que un éxito fue muy importante para mí en el aspecto compositivo e interpretativo, tanto que me bloqueó durante un buen rato…El País lo eligió el disco rock del año y en lugar de estimularme, me paralizó un poco. Por suerte ya lo superé y mi nuevo disco está a tope, es distinto a La Huesuda…
–¿Cómo se canta teniendo una madre como Dina Rot?
–Mmm, es difícil. Supongo que habrá muchas explicaciones y como soy argentino casi todas ellas son un poco freudianas. Teniendo una madre que tiene una voz casi lírica, yo he sacado esta voz de perro afónico que ladra sus últimos suspiros. No sé. Desde chico escuchaba los discos y nunca me fijaba en el cantante. Ahora que intento ser un buen cantante me doy cuenta de lo maravilloso que es el instrumento de la voz y las numerosas posibilidades que ofrece. Siempre estaba pendiente de lo que decía el guitarrista. Mi madre me dio algunas clases al principio,
–A Andrés Calamaro le pueden decir cualquier cosa menos que es un mal cantante…al menos dice eso siempre
–Ah, yo creo que se le pueden decir cosas peores (risas)
–Corramos un tupido velo… ¿A la hora de componer, un lugar como México puede resultar estimulante?
–La ceremonia de componer canciones me bloquea. No me sale la chispa de una canción “en la habitación de componer”. Inicio las canciones en movimiento, en el vestuario después de hacer gimnasia, en bicicleta, caminando. Hago un buen ejercicio de memoria, además, que espero que sirva en el futuro para la salud mental. He llegado a escribir letras muy complejas que retuve en la cabeza y luego volqué enteras en el papel al llegar a casa.
–¿Te preocupa perder la memoria?
–Ejercito mucho la memoria emocional, tengo recuerdos e historias maravillosos, amigos que se fueron quedando en el camino y que no quisiera olvidar jamás.
–¿Qué es hoy una canción?
–Para mí tiene el mismo valor que ayer. Uso el viejo método de composición, empezar por una melodía o por un texto o por las dos cosas al mismo tiempo. No tengo ansiedad de grabar lo que sea y luego hacer de eso una canción. Soy de la vieja escuela y de una escuela bastante formal de composición. No soy demasiado abstracto. Procuro contar historias que se entiendan.
–Los rockeros argentinos se creen mucho –como decimos en México- y creo que con razón. El público no es muy abierto a las tendencias del rock en España. ¿Qué dirías tú que estás en el medio de esa tensión?
–Sin ofender, Argentina juega con ventaja, porque empezó mucho antes a tener sobre todo una voz propia en el rock en español. La influencia anglosajona siempre estuvo muy presente en los ’60 en España, esa época en que los grupos españoles eran como clones de los ingleses. Digamos que el rock español tardó mucho tiempo en tener un lenguaje propio y creo que los que lograron fueron Gabinete Caligari, no emularon estímulos externos.
–Me gusta mucho también Radio Futura
–Sí, Radio Futura fue un grupo extraordinario.
–Y en los ’90 vino el grupo mexicano Café Tacvba y se los comió a todos
–Bueno, en España Café Tacvba es un grupo de culto, no es un grupo popular. La verdad es que España le dio un poco la espalda a Latinoamérica. En los ’60 se grabaron los mejores discos de rock en Argentina. Arrancó muy fuerte la historia y eso fue una escuela muy poderosa para todos nosotros.
–No siempre y no en todos lados tienes la suerte de tener a tipos como Litto Nebbia y Luis Alberto Spinetta…
–¡Y Manal, con Javier Martínez! Y los grandes guitarristas de Buenos Aires, que es la ciudad que conozco, en cada barrio hay buenos guitarristas. El blues está muy presente allí. Se dio una cosa muy especial, tal vez el estar alejado de todos, generó un rock muy único.
–Dirán de ti, el fundador de Tequila llega a México cuando está de moda el mezcal…
–(risas) Yo nunca la pego, siempre voy al revés. Cuando empezamos con Tequila, el rock no era negocio en España y cuando nos separamos éramos muy pobres. Luego en la siguiente horneada comenzaron a cobrar unos cachets impresionantes. Con Los Rodríguez nos empezó a ir bien cuando se disolvió la banda. Con las bebidas alcohólicas me suele ir bien, y aunque no sé ni lo que es el mezcal y nunca lo he probado, confío.
–¿Qué esperas de México?
–Queda mucho para sorprenderme. Estamos en una situación casi endogámica, sin escuchar a nadie, hablando sólo nosotros de nuestros discos. Es difícil así sacar una impresión. Espero que esto no sea una anécdota aislada y tener cierta constancia, para que México se convierta en una parada más en mi ruta. Tengo que reconocer que empecé un poco tarde y que mis obligaciones domésticas me impiden tirarme seis meses recorriendo los pueblos.
–¿Quién es Coque Malla?
–Ya de joven apuntaba maneras, pero ha crecido de manera espectacular en el plano musical y confío en que haya una especie de justicia divina que funcione en este planeta y le devuelvan todo lo que se merece. Es un gran compositor, un gran conocedor de la música y un gran cantante. Aparte es un amigo y nos vamos a hacer más amigos después de este viaje.
–¿Qué harán en el Lunario?
–Vamos a ver, muchas veces compartimos escenario pero sin tanto compromiso. Cada uno va a hacer su show y luego habrá un momento en que cantaremos juntos cuatro temas, un miniset.
