Héctor L. Frisbie
01/07/2022 - 12:05 am
Abuso, suicidio y violencia en menores en México
En 2021 5.4 millones de casos de abuso a menores fueron reportados a las autoridades. Se calcula que esto solamente es un tercio en realidad de los verdaderos casos de abuso físico y sexual en México.
Hace ya más de dos décadas que México ha sido de los países con las más altas tasas de abuso, violencia y suicidio en menores de edad. Desafortunadamente también México ha sido el país con el primer lugar en delitos de abuso sexual a nivel mundial por largo tiempo. Como sabemos, esto difícilmente se mide, ya que las familias o personas cercanas a los menores ocultan o no comparten esta información. Esto es debido a que seis de cada 10 casos de violencia y abuso son perpetrados en el entorno familiar.
En 2021 5.4 millones de casos de abuso a menores fueron reportados a las autoridades. Se calcula que esto solamente es un tercio en realidad de los verdaderos casos de abuso físico y sexual en México. Una de cada cuatro niñas ha sido víctima de algún tipo de abuso verbal físico o sexual y uno de cada seis niños ha sido víctima también de este tipo de abuso.
La mayoría de los casos de abuso en México suceden antes de los ocho años de edad.
El Inegi tiene registro el cual al mismo tiempo reconocen que es una subestimación con un reporte de casos menor a los que en realidad suceden de violencia psicológica en menores en al menos 40 por ciento de ellos.
Lo que ahora conocemos como bullying, lo cual es un reflejo del entorno de violencia en el que viven menores y esto lo trasladan al contexto escolar o laboral, es simplemente un reflejo del nivel de violencia que se vive en los núcleos familiares.
Recientemente hemos visto cómo en las redes sociales y en las conversaciones hay un apetito que parece ser insaciable por denigrar, burlarse y menospreciar a un menor de edad relacionado con algún adversario político. Esto pone en evidencia una latente crueldad de quien profiere este tipo de comentarios. Es de llamar la atención cómo se normaliza este tipo de violencia e incluso se justifica por algunas personas, siendo esto sólo un síntoma de el nivel de odio, rabia, violencia en todas esas personas que lo tienen como la herramienta inmediata a cualquier tipo de frustración, diferencia personal o incluso lo utilizan como argumento, el cual validan buscando personas igualmente violentas y con las mismas afinidades para escuchar aceptación de otras personas con el mismo nivel de violencia.
Llama la atención que al leer las publicaciones en redes sociales de estas personas agrediendo y violentando aún menor utilizando su apariencia física publican al mismo tiempo una crítica al contexto de violencia y la incapacidad de las autoridades para resolverlo. Es evidente la inestabilidad psicológica de estas personas que viven en una dicotomía, en la cual entienden y saben que la violencia nos ha llevado a vivir en un entorno de inseguridad, pero al mismo tiempo su verbalización, su afinidad por la violencia les llevan a un estado de éxtasis al escribir frases llenas de odio y rabia que no en pocos casos tendrán consecuencias.
La tasa de suicidio en adolescentes ha crecido escandalosamente registrando en el año 2020 en México al menos tres suicidios diarios para un total de mil 150 suicidios en adolescentes registrados en ese año. Las estimaciones nos hacen pensar que el encierro, al cual se sometieron las personas menores de edad y adolescentes durante la pandemia COVID-19, duplicaron estas cifras.
Es muy importante que las personas entiendan que ser violento, agresivo, ofender a los demás es violencia y no una manera de comunicarse o de convivir. Mexico ha estado atrapado en una espiral de violencia al menos en los últimos 30 años y esto le ha llevado a ser el número uno en delitos sexuales en violencia a menores de edad y tal parece que la lección no se entiende. Creen que se justifica agredir y ofender a las hijas o hijos de un político para validar su desagrado al ejercicio público de un adulto. Sería mucho mejor tratar de entender cuál es el rol de cada uno de nosotros para modificar la realidad que nos desagrada y dejar de ser violentos como hábito de vida. Y si se identifica una incapacidad para resolver esto que aún viéndolo es una enfermedad mental es importante buscar ayuda profesional.
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